Introducción

"Escribo porque tengo que hacerlo, porque la escritura llega, no todo el tiempo y no muy seguido. Tiendo a escribir por rachas, entre meses en los que no escribo nada. ¿Tiene la poesía algún propósito? No, excepto el de satisfacer la necesidad del escritor. Pero la sociedad sería de lo más pobre si la poesía no existiera."

Nota: este párrafo no se me atribuye a mí, es de un escritor, pero no recuerdo su nombre.

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jueves, 25 de noviembre de 2010

Donde/Solos Tú y Yo

Sueño con un lugar.

Donde podamos permanecer.
Donde podamos estar juntos.
Donde podamos querernos.
Donde podamos existir
Donde podamos reír.
Donde podamos volar.
Donde nos podamos esconder del mundo por una tarde.

Solos tú y yo recostados en un jardín que intente sin lograrlo tener una belleza similar a la tuya.
Solos tú y yo observando estrellas que contienen deseos como el que eres tú para mí.
Solos tú y yo y el silencio, disipándose de vez en cuando por un par de dulces palabras que son imposibles de guardar.
Solos tú y yo perdidos en el tiempo esperando que éste nos encuentre.

lunes, 15 de noviembre de 2010

A Ti.

Me gustaría poder mirar cómo va a terminar esta historia.
Me gustaría saber ya sí me desharé de ti o algún día estaremos juntos.
Me gustaría enterarme del final feliz o triste, pero saber ya lo que me depara.

Pero si eso hiciera, y observará lo que está por pasar, igual cambiaría, porque mi destino no lo rige nada ni nadie más que yo, y no está escrito, lo escribo cada día:

Imprimiendo en él cada gota de sangre que sale de mi dolor permanente.
Dibujando con detalle cada sonrisa del día a día para no olvidarla nunca.
Grabando cada abrazo, cada caricia, cada lugar en el que estamos tú y yo, y si juntos no terminamos, por lo menos ahora lo estamos.
Apuntando mis decisiones y escogiendo lo que creo correcto, para llegar al final que quiero, uno lleno de felicidad.

Quiero poder ser el protagonista de mi vida.
Quiero aparecer en cada uno de tus sueños.
Quiero que nunca me olvides.
Quiero siempre recordarte.
Quiérote.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Aferrado A Tus Brazos.

Me clavas tu puñal ciega y dulcemente.
Crees que me estás ayudando cuando me estás destruyendo.

Tengo ganas de llorar.
De llorar aferrado a tus brazos,
De no soltarlos nunca más.

Que murieras me mataría.
Que vivas con él no me permite vivir.
La única salida está ubicada en un lugar recóndito y desconocido, el cuál me fascinaría descubrir.

Caigo de rodillas ante tu sonrisa, tu dulce voz, tus tenues facciones.
Tan sublime, tan tú.
Tan ajena, tan inalcanzable.

Me devora el dolor, no lo soporto más.
No te quiero querer, quiero odiarte, aunque me duela, el dolor no puede ser peor.
Si me odiaras, y atacaras, no serías capaz de causarme tanto daño.


Me clavas tu puñal ciega y dulcemente.
Me gustaría decirte que pararas, pero eres una droga y aunque me mates de dolor, moriré feliz por sentirte en mí.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Cayendo Hondo.

"Dímelo ahora.
Hazlo, por favor.
No puedo aguantar más.
Déjame morir en paz.
Sólo dilo.
Siempre me quisiste más."


Fueron las únicas palabras que ella alcanzó a escuchar antes de que su mundo se derrumbara. Ella caía y caía y seguía cayendo al haber sentido ese fuego que la devoraba desde adentro. Un fuego que había estado presente pero había sido paciente; un fuego que se acercaba más al frío que al calor; un fuego que marcó el fin.

Él la había amado a ella desde tiempos lejanos, ella era la huésped permanente en su mente. Él siempre creyó que ella realmente vivía por aquel otro pero moría por él. El sueño de pensar que sí querían estar juntos, pero no podían lo consumió y se obsesionó. Pero un día, al descubrir que ella siempre lo vio como un hermano, como un amigo, mas su amor nunca quiso, ese día él lloró.

Nunca entendió si fue el tiempo, el cariño, las experiencias, el calor, el frío, el hambre, la sed, o simplemente ella: Su bello pelo y su hermosa sonrisa; su alegría y su tristeza; sus virtudes y defectos; su forma de preocuparse por todos menos por ella misma; la suavidad de su voz ya fuera cuando hablaba de amor, o de dolor, o de lo que fuera; o el aire que respiraba por aquella boca que él deseaba suya lo que hicieron que la quisiera, pero la quiso.

Admitir lo que sentía no fue para nada fácil, de hecho, fue muy doloroso, pero fue el dolor de limpiar una herida. El dolor es una amarga y espesa gota. Más clara que el agua, más sabio que el amor, y sin embargo compañero constante de éste, que siempre ayuda a encontrar los pequeños detalles en tu vida. El dolor te limpia.

Pero cuando un dolor puede ser tan fuerte que se cura a sí mismo, ¿qué significa esto? ¿Es acaso un dolor que vale la pena sentir, o uno necesario por evadir?

Lo único que él sabía era que quería acabar con todo, pero él no buscaba soluciones deficientes, no era un cobarde dispuesto a escapar, no. Era un valiente que quería salir adelante y derrotar a sus monstruos y destruir a sus miedos todo el tiempo en busca de la perfección en todo.

Hasta que un día encuentre la perfección: Poder disfrutar de un amor, conociendo también lo que es el desamor. Tener la capacidad de reír sin excluir la de llorar. Querer a alguien que loquiera, velar a alguien que lo vele. Tener los contrastes infinitos de la vida y poder contemplarlos de diferentes maneras, y controlarlos a todos. Era lo que ambos querían, pero chocaron tan duro que ninguno de los dos sobrevivió.

Y en el final, el amor y el dolor triunfaron, ese diabólico par, culpable de cantidad de crímenes ocultos en el mundo.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Mintiendo.

Un alarido,
tan fuerte como el dolor que lo causa,
intenta salir.

Qué aflicción la que me invade
Tengo mucho frío,
no encuentro resguardo en ella,
ya no me puede dar calor.

Ella es la inconsciente causante de ésto.
Ella es la que más me está hiriendo ahora.

Ella es un virus que me invade,
como un cáncer infinito.
no encuentro resguardo en ella,
ya no me puede dar calor.

Y ahora he asociado el amor con dolor,
el solo pensar en ella me produce un mal
que hace que quiera estar lejos siempre.
Porque ella le pertenece a otro.

Ella es la inconsciente causante de ésto.
Ella es la que más me está hiriendo ahora

¿Si muriera mañana, mentirías para decirme que soy el que siempre quisiste?
No puedo vivir sin ti,
pero tampoco contigo puedo.

Me volveré entonces El Amante Distante.

Finalmente, espero que no digas que nunca volví a ser el mismo.
Pero si entendieras mi dolor, entenderías por qué me voy.

No puedo decir que es tu culpa.
No puedo decir que no te quiero,
Porque sé que no es así.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Carta para Ella, la que no es Real.

Hoy he soñado con ella, y aunque aún no es real, hemos hablado.
Ella, la sincronización cósmica casi increíble, sigue siendo no más que una burbuja irreal para mí.
Pero últimamente he aprendido que a un corazón no se entra por la fuerza y el destino es un rebelde a quien no le interesa cuánto necesites algo, es él quién decide cuándo te lo obsequia.
Por fin le he visto y puedo imaginarme cómo será cuando estemos juntos, pero lo siento tan lejos...
Me duele no recibir algo ahora, pero sé que la paciencia que forjaré me será de gran ayuda.
La amo sin siquiera conocerla, o tal vez, ¿amo la idea de amarle? Me inclino mucho más hacia eso, pero cuando el destino me golpee, y vuelva a ver su rostro, esta vez real, quisiera que por una vez el amor me tratara con gracia.
Mientras tanto, mi mayor refugio es la danza de este lápiz sobre un viejo cuaderno que es hogar para mi personalidad y mis sentimientos.
Un cuaderno que está por agotarse pero me ha servido como gran amigo que me permite confiarle historias dramáticas mientras el frío de la noche calienta mi habitación.
Estas hojas, este lápiz y esta lluvia son lo que necesito para escribirle a Ella, la que no es Real, esperando que lo sea.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

El Titiritero del Caos

Una lámpara.
La metáfora más brutal que he visto en mi vida.
Una lámpara representa el mundo entero de una manera sencilla: Ésta genera luz, pero detrás de ella siempre debe haber oscuridad.




La rabia.

La rabia junto con la envidia y emociones negativas han sido combatidas por gente en la humanidad diciendo: "Deja las buenas cosas entrar en ti." Yo pienso que es cierto, y éstas emociones sólo hacen daño a quien las siente, pero por más que se luche por detenerlas, la humanidad no puede escapar.
Emociones como la rabia son necesarias en nuestro estilo de vida, ya que somos un ser que no es capaz de comprender la felicidad sin algo contrario de lo qué diferenciarlo. El ser humano está perdido y solo, es un animal ciego, sin rumbo, y para poder ver la luz, necesita asegurarse de que exista la oscuridad. Por otra parte, sí es capaz de ver a la oscuridad sola, e imaginarse que no existe ninguna iluminación.

Es una maldición.

El ser humano está maldito.

Es casi como si aquél que nos creó hubiera puesto esta paradoja de la luz para recordarnos el hechizo que puso sobre nosotros: “Nunca podrán ver luz que no tenga oscuridad.“ Además de todo, como necesitamos oscuridad para ver luz, no tenemos la capacidad de crear luz sin oscuridad, y ése, ese pequeño defecto de diseño es el que ha causado la mayor parte de la destrucción del ser humano, ése simple error de cálculo en el trabajo. Pero sólo piénsenlo, ¿sería posible reconocer cuándo se está feliz si siempre se está feliz? No lo creo. La otra deuda que me invade es: ¿Si encontráramos una manera, sería posible ver la felicidad sin necesidad de tomar el puente de la amargura? No lo sé, y probablemente nunca lo sabré.

Nuestra necesidad por sufrir se ve reflejada desde que somos pequeños. En una edad temprana, somos capaces de llorar casi por lo que sea, ¿por qué? porque así lo deseamos. La prueba es que más adelante en la vida, cosas que nos podrían herir cuando somos pequeños no nos afectan después. Si un niño quiere helado, pero sus padres deciden no dárselo, es muy probable que el niño rompa en lágrimas tal como si un hombre adulto descubre que su esposa lo engaña desde hace 15 años, ¿a ese hombre adulto le importará no comer helado en un día? Para nada, tiene mejores cosas de qué preocuparse, en cambio, al niño sí porque necesita esa pequeña dosis de sufrimiento para poder recibir la verdad.

En un mundo tan subjetivo como este, todo tiene mil callejones y mil finales, y es la persona misma la que decide si necesita pagar con sufrimiento para ser feliz.

lunes, 1 de noviembre de 2010

No es lo mismo.

No es lo mismo el plástico que el metal.
No es lo mismo la tierra que el mar.
No es lo mismo el bien que el mal.

No es lo mismo la vida que la muerte.
No son lo mismo el destino y la suerte.
No son iguales el inteligente y el fuerte.

Y aunque ambos son bellos por igual,
No son lo mismo el amor y la amistad.