Introducción

"Escribo porque tengo que hacerlo, porque la escritura llega, no todo el tiempo y no muy seguido. Tiendo a escribir por rachas, entre meses en los que no escribo nada. ¿Tiene la poesía algún propósito? No, excepto el de satisfacer la necesidad del escritor. Pero la sociedad sería de lo más pobre si la poesía no existiera."

Nota: este párrafo no se me atribuye a mí, es de un escritor, pero no recuerdo su nombre.

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lunes, 20 de septiembre de 2010

El Puñal de Espinas

Un domingo, una pobre alma en pena se levantó de la cama.
Tomó un tren desde los sueños que decía "Andén del Regreso a la Realidad."
Aquel sitio era frío y tenía el color de la tristeza, pero el vagón de el joven que estaba por montarlo lo era aun más.

De vuelta a la realidad en un mundo tan infeliz como lo era su corazón él recordó todos sus problemas e intentó llorar.
Aquéel domingo era el aniversario...
El aniversario de su muerte.

El aniversario del día en que su corazón no pudo más con el dolor de saber que la persona que más amaba no tenía pulso.
Aquel mísero día lo hacía poner nostálgico y no quería ver a nadie.
Pero llevaba más de un año ocultándose detrás de sus lágrimas.

Sus padres lo habían llevado con varias personas que decían ser expertas en su situación.
¿Pero habían ellos sentido ese suplicio por el que él pasaba?
Aquella amarga sensación de tener un corazón de papel en medio de la lluvia.
Su espíritu se deshacía de una manera dolorosa y desgarradora.

Sus padres le daban todo lo que podían, pero sabían que no había nada más importante para él que ella, lo único que ya no podía tener.
Aquella, que hizo que su cuerpo temblara.
El dolor era demasiado, y él así, decidió seguir durmiendo.

Y regresó con ella a sus sueños más alegres.
Y tuvo con ella todo lo que quiso.
Y aquella sensación desapareció.
Pero en algún momento el regresará.

Y al final de todo, seguirá siendo domingo

lunes, 13 de septiembre de 2010

El Pasado Que Nunca Sucedió.

Había un tiempo, en que los árboles cantaban.
Y las rosas danzaban, y las nubes no lloraban.
Y era un tiempo, en que mi alma se hidrataba,
De tu sonrisa y tu mirada, y con tu sufrir sollozaba.

Y era un tiempo, en que la sangre era dorada.
Y ningún rey a un esclavo mandaba, mientras el esclavo así ordenara.
Y era un tiempo, en que las emociones se materializaron.
Y un líder se rindió ante su mejor maniobrador, su más astuto traidor.

Cuando un pasado que nunca sucedió te abraza y desgarra,
Cuando un futuro que nunca vendrá te ilusiona y te amarra,
Cuando respiras mentiras, cuando no sabes lo que dices y no dices lo que piensas.

Ahí estaré.

Y todo lo que ocurrió entre tú y yo mientras tú estabas,
En mi oscura y destruida mente.
Y todo aquello que pasó en mi imaginación mientras yo te entraba,
En ella secretamente.

Se me vendrá encima, y me devorará... la furia.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Vivir.

Tocar guitarra hasta que mis dedos no alcancen, leer una biblioteca entera, pensar y filosofar, escribir y publicar mis pensamientos, irme al exterior, vivir en NY, Londres, París, Barcelona, LA, o donde se me dé la gana. Volverme punk y dejarme una cresta púrpura, volverme metalero y dejarme el pelo hasta los tobillos, después, cortármelo y dejármelo bien y tal vez pasarme al jazz y la cásica y alternativas suaves. Saltar de un edificio a otro, tirarme en paracaídas, quedarme en el campo escuchando música o hablando; ya sea con mi soledad o con quien la quiera exiliar. Componer sinfonías y canciones nunca oídas, ir a África, Asia, Europa, América entera, y Oceanía. Enamorarme. Amar y que me amen. Correr. Gritar. Saltar. Beber vinos de gama alta en Zurich, comer hot dogs en una esquina de Manhattan. Ver el atardecer en Athenas, disfrutar un fin de semana sin dormir en Ibiza, presenciar la aurora voreal. Ver un parto... bueno, tal vez eso no. Salvar una vida, plantar muchos árboles, montar en bicicleta por todo central park, hacer un dúo de guitarra española en una plaza de Madrid, permitir que mi voz se escuche, conmover a miles, desepcionar a pocos, ser más que una cara en la multitud, dibujar un bello paisaje con palabras, recitar una divina historia con sonidos. Creer. Soñar. Volar. Ver. Oír. Cantar. Caminar por una montaña helada y luego regresar a una cabaña cálida que pueda compartir con alguien o mucha gente. Dormir en el Amazonas en una casa indígena. Ir a un safari en Sudáfrica. Aprender a hablar francés. Usar los puntos y comas al azar y equivocadamente. Amanecer en un penthouse en Las Vegas y no recordar la noche anterior. Estudiar música en Nueva York, aprender sobre arte en Francia, tocar en un pub en Londres, y en un estadio en Berlín. Escribir poemas hermosos. Recitar anécdotas a mis hijos, sobrinos y nietos, escuchar las de mis padres, tíos y abuelos. Ver un fantasma e intentar que los otros me crean. Ser testigo de algo sobrenatural, impedir que me roben. Regalarle una flor a una vendedora de flores. Tocar guitarra en un metro y que la gente me pague no por lástima, sino porque les guste lo que esté haciendo. Ir más allá del límite, no descansar el séptimo día. Ayudar a alguien que lo necesite, que me ayuden si lo necesito. Ser barman, o no serlo, como sea, eso y más, es lo que quiero hacer.