Empiezan los síntomas... y un helado viento corre por mi sangre.
Mi cerebro no se concentra, y mis tobillos duelen.
Todo mi cuerpo parece pesado y encadenado.
Tengo que liberar mi alma, pero necesito fuerzas para que mi espíritu pueda gritar.
Un leve cosquilleo se pasa por mi estómago,
y un placentero dolor de espinas enterradas en mi pecho me impide respirar.
Necesito que me des alas para volar contigo a lugares extraordinarios.
Quiero que me obsequies tu aire para perderme en él.
Deseo beber el cianuro de tus ojos hasta ahogarme.
Anhelo besarte y detener el tiempo para que sea eterno.
Ansío ser el dueño de tu llanto y de tu risa.
Codicio el dorado de tu pelo, por el que daría todo el oro hallable...
Aspiro enfermarme de ti.
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