A medida que el frío penetra se va convirtiendo en dolor, y me estoy congelando.
Lanzo una plegaria como un avión de papel al cielo, esperando estúpidamente que algo o alguien la reciba y haga realidad.
No veo a nadie, no siento a nadie.
Estoy solo.
Estoy en el cementerio.
Mi corazón llora y no se concentra para explicarlo todo al mismo tiempo.
Mi alma sangra, al sentirse abandonada.
Mi mente solo quiere gritar.
Necestio algo más,
algo grande,
algo real,
no más fantasias,
no más recuerdos,
quiero mantener la realidad.
Quiero alguien a la cual poder dedicar tantos sentimientos guardados por tanto tiempo.
Quiero alguien que me quiera de igual manera.
Quiero querer, y quiero sentir algo muy fuerte por alguien, poder expresárselo.
Y me embriago con el deseo, de sentir lo que por nadie siento.
Y me conformo con la ilusión de cómo será cuando pase.
Y anhelo encontrarte, a quien he buscado sin rumbo por tanto tiempo.
Y anestesiado por el dolor de una irrealidad que sueño más que nada crear,
me ahogo con el aire que no quiero respirar.
Ven aquí, te necesito más que nunca.
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